Una Sevillana en Holanda

Os preguntareis como una sevillana puede sobrevivir en un pais como Holanda, ni yo misma lo sé, pero el amor tiene mucho que ver !!!

martes, 24 de agosto de 2010

Cerdo Asado con Ciruelas y Cerezas


Ingredientes:

PARA 4 PERSONAS

1 k de lomo de cerdo ( sirve tambien cadera, redondillo, babilla, etc.)
350 g de ciruelas frescas
250 g de picotas o cerezas
Aceite de oliva virgen extra
1/2 litro de sidra natural
2 clavos de olor
Pimienta

Sal

Preparación:

Brida la carne o ponle una redecilla para que no pierda la forma.
Mientras, calienta el horno a 180º C.
Sazona la carne con sal y pimienta, la ponemos en una bandeja para horno.
Lava las ciruelas y las picotas bajo el chorro del agua fría y deshuésalas.
Rodea la carne con las frutas frescas y añade también los dos clavos de olor. Riega todo con 100 ml de aceite de oliva. Mete la fuente en el horno durante una hora , transcurridos 30 minutos, dale la vuelta a la carne. Una vez que haya pasado ese tiempo, incorpora la sidra y mantén la cocción durante 30 minutos más. Saca la carne y deja que se enfríe.
Desbrídala o quítale la redecilla y córtala en lonchas con un cuchillo muy afilado.
Pasa los restos de la farsa por el pasapurés hasta conseguir una pasta muy fina. Si es necesario, pasala con la batidora. Si no ha quedado suficientemente espesa, ponla al fuego hasta que se reduzca. Sirve la carne a temperatura ambiente en platos individualesy la salsa muy caliente.
Servir con puré de patatas o patatitas parisinas.

lunes, 23 de agosto de 2010

Los Gatos temían al Agua.


Se escondieron primero el gato gris y su compañera, por sueño,
luego el gato violeta y la gata naranja, al mismo tiempo que los dos persas azules,
y más tarde los otros gatos desaparecieron con el paso de las horas.
Así fue cómo quedaron la gata verde, el gato naranja, el gato ámbar y el gato negro,
al principio el sueño y el frío los intentaba convencer para que se durmiesen
pero se resistían y se pusieron a hablar de momentos y de tiempos, aliñados con humo y alcohol.
Llegaron a la conclusión que el lugar más tranquilo y más temido del mundo era el bosque,
y acabaron pensando en la definición de la palabra libertad,
el gato negro sólo se consideraba libre antes de conocer la palabra libertad.
Empezó a llover y los gatos se escondieron,
uno a uno iban cerrando la cremallera de la noche
mientras las nubes se montaban una orgía brutal.
El aroma del vino flotaba en el viento,
las estrellas se mojaban de colores
y el tiempo se negaba a entregarse a los brazos del sueño.
De repente el gato negro se dió la vuelta y miró el cielo,
se preguntó porque los gatos temían al agua
y se quedó con la noche para comprobarlo.
No sabía porqué temía al agua si nunca se había mojado,
al igual que tampoco sabía porque tenía miedo a despedirse,
si aún no se había despedido de nadie.
Se encaramó a un olivo y se quedó mirando al cielo,
se fumó un cigarro pensando en lo bonito que había sido conocer a los otros gatos
mientras la música de las primeras gotas de lluvia sonaba al rebentar contra el suelo.
Los árboles gemían de rabia y las hojas se tiraban del pelo,
todos lloraban por no haber conocido el amor
y se lamentaban por fuera y por dentro, les chirriaban los dientes.
Los pinos se agitaban y los cipreses se peleaban por esconderse,
los zorros se metían de todo hasta las cejas, los gorriones se dormían
y las zorras se disfrazaban de oveja después de haber matado a las ovejas.
Con esas primeras gotas de lluvía todo el mundo enloquece por segundos, o por años,
la música que resuena hasta el horizonte y entristece a todo el que se encuentra a su paso,
es la música del corazón roto del cielo que suena cuando las nubes se ponen tristes.
El gato se sintió sólo y se estremeció al oír las primeras notas de agua,
tenía miedo de bajar del árbol aunque sabía que si gritaba los otros gatos irían en su ayuda,
pero no gritó...
Se quedó para contemplar toda la fuerza del cielo golpeando contra la tierra,
anhelaba saber porqué los gatos tenían miedo al agua,
aunque le costara la cordura.
Cerró los ojos bien fuerte y sacó las uñas para cogerse bién al tronco del olivo,
no quería caer y mojarse con el signo de los tiempos,
quería conocer arriesgando, quería arriesgar para conocer.
De repente cayó un rayo y el gato sintió terror pero no gritó,
se quedo quieto, agazapado entre las sombras y el cobijo del olivo,
vió a que le temían todos sus ancestros, la rabia de la naturaleza interior, innata.
El gato deseó no haber sido tan atrevido como para osar retar al cielo,
se vió tan pequeño que sintió pena y empezó a llorar,
y sus lágrimas le resbalaron por las mejillas.
Al impactar sus lágrimas contra la tierra mojada por el agua de lluvía
fue el cielo el que se resquebrajó y paró de llover,
las insignificantes lágrimas que temían la inmensidad del cielo fueron las que lo vencieron.
A la mañana siguiente todos los gatos abrieron las cremalleras del día,
se lavaron la cara y se dirigieron hacía los olivos,
y contemplaron su mayor temor, el cadáver de uno de los suyos.
El cadáver de un gato mojado, un gato loco que desafió al cielo y se marchó sin despedirse,
y aunque ningún otro gato lo sabía, había sido el gato muerto el que había vencido,
sus lágrimas habían vencido a las lágrimas del cielo.
Todos decían: pobre gato, cómo fue que el cielo lo atrapó si tenía tiempo de huir,
lo que no sabían era que fue él mismo el que buscó enfrentarse a sus miedos,
un miedo al cual no sabía porqué temía, ni siquiera sabía temer.

Ahora ya ha pasado el tiempo, los gatos no lo recuerdan,
el gato que murió lloràndole al cielo se ha convertido en leyenda
y ha sido olvidado...pero sólo él vió que no era el cielo ni el agua lo que los gatos temían.
Los gatos tenían miedo a no tener nada a que temer, por eso lo temían,
no podían concebir que nada los asustase, algo tan inmenso cómo el cielo,
no era el cielo ni las lágrimas del cielo lo que los gatos temían...

...eran sus propias lágrimas lo que más temor les causaba.

Escrito por Irondile

viernes, 6 de agosto de 2010

Gratín de Esparagos,Zanahorias y Pastas



Gratín o Graten es un modo de cocinar un alimento cubriéndolo con salsa bechamel y queso, pan rallado, migas de pan, puré de patatas, etc. y dorándolo al horno ( gratinandolo).

Para 4 personas:

300 gr de fusilli ( o cualquier otro tipo de pasta corta)
500 gr de esparragos verdes
1 majono de zanahorias pequeñas y tiernas ( 500 gr más o menos)
150 gr de queso rallado
sal

Para la bechamel:
500 ml de leche
30 gr de harina
30 gr de mantequilla
sal
pimienta
una pizca de nuez moscada


Preparación:

Calentar el horno a una temperatura de 225ºC.

Cocer la pasta según el tiempo aconsejado en el paquete.
Limpiar los esparragos y cortarles 1 cm de la parte de abajo.
Limpiar las zanahorias y cortarlas en dos a lo largo.
Cocer los esparragos y las zanahorias juntos unos 5 minutos.
Escurrir las pasta muy bien y la ponemos en una bandeja para el horno.
Escurrir muy bien los esparragos y las zanahorias y los diponemos sobre la pasta.

Ahora comenzamos a hacer la salsa bechamel, para ello:

Tamiza la harina.
Pon en un cazo a calentar la leche.
En otro cazo derrite la mantequilla a fuego lento.
Cuando esté derretida añade la harina y deja que se dore . Si la dejas poco tiempo la bechamel sabrá a harina cruda, por eso es importante dejar que la harina coja algo de color, aunque sin llegar a quemarla.
Ahora remueve bien, con una espátula de madera o varilla, la harina con la mantequilla hasta que la mezcla se desprenda de las paredes.
Cuando la leche esté hirviendo viertela sobre la mezcla y aparta del fuego.
Ahora toca remover constantemente hasta que desaparezcan los grumos de la bechamel (4 o 5 minutos).
Solo queda echar una pizca de sal y rallar un poco de nuez moscada sobre la bechamel.

Vertemos la salsa en la bandeja de horno sobre las verduras y la pasta y añadimos el queso rallado por toda la superficie.

Llevamos al horno unos 15 minutos o hasta que quede todo bien gratinado y con un bonito color dorado.


Espero que os guste !!!

Feliz Finde !!!